Estimad Claudia, no se si el foro de tareas es el mejor lugar para este tipo de reflexiones, pero el tema me resulta extremadamente interesante.
Mi nombre es Miguel Rojas Herrera, y trabajo en una pequeña consultar dedicada al e-learning, y la mediación pedagógica en Buenos Aires, Argentina.
Visito muchas escuelas del ámbito privado y en la mayoría veo este nivel de agresividad al que haces referencia, hacia los docentes y entre pares.
Lejos de tener otro sustento más que mi percepción del tema, veo el problema desde tres grandes ejes: el hogar, entorno social y el institucional.
Se percibe un gran abandono de los roles familiares, el alumno no es socializado en el hogar, se lo abandona a su "libre albedrío" mientras no moleste, la cultura de la superación como persona humana íntegra ha sido remplazada, en los alumnos por el modelo exitista dominante, "eres en cuanto tienes", el insulto loser ha sido instalado en latinoamérica, perdedor es el que no tiene.
En este contexto la escuela no resulta más que un estorbo para acceder a esa quimera, el docente un "loser", con el cual no solo no hay que identificarse en forma alguna, sino lo opuesto a lo que se desea alcanzar.
En este contexto, las personalidades en desarrollo del niño o adolecente crecen amorfas sin guías ni límites, reaccionando en forma instintiva con agresividad a todo lo que implique cualquier esfuerzo espritual o intelectual y desde luego a quienes se lo soliciten. ya que según la cultura de la cual se nutrieron la que los medios de comunicación transmiten (en mayor parte) son la inmediatez y el realismo mágico.
Desde el entorno social y ahora voy a hablar solo desde mi conocimiento de la Argentina, ha relegado la educación al triste papel de formadores de autómatas, formando gente capaz de hacer sin comprender, ha creado una escuela depósito de alumnos, y tras generaciones de docentes mal formados y pero pagos, se ha conseguido un tipo de docente que no quiere aprender ni escuchar. Tras presenciar algunas clases me surge la certeza que este tipo de docentes pueden ser reemplazados por un grabador y un celador (bien fornido). Esto molesta a algunos y los ofende, pero quien no conoce a este tipo de "educadores" que pasan el preciosos tiempo del aula dictando lo que dice el libro. Por suerte no todos son así.
Desde la institución, y aquí no hago diferencia entre pública o privada, la igualación por lo bajo es la regla, prima el espíritu de la comida chatarra es decir, solo se busca la "satisfacción del cliente" no importa si se nutre o no, mientras salga contento y vuelva. Esto es uno de los efectos del pasaje de ciudadanos a clientes. La escuela ha pasado a ser el lugar donde los chicos están y en muchos casos cubren su cuota alimentaria. Lo que se estimula crece, dicen los biólogos. Si el desempeño del docente se evalúa solo por las notas obtenidas por sus alumnos, es claro cual es la consecuencia lógica de esto.
Es importante aclarar que uno de mis más fervientes deseos es que los educadores recuperen el lugar que les corresponde, pero ese lugar debe gestarse en el espíritu de la sociedad y reflejarse en sus leyes, en el de los individuos fomentando los valores de la persona humana.
Miguel RoJas Herrera
